Un centenar de personas mueren cada año en Barcelona por la contaminación de los barcos

Unas cien personas mueren cada año prematuramente en Barcelona por la contaminación de partículas que emiten los barcos, según un estudio del CSIC, que ha analizado datos del 2003 al 2015 en ocho ciudades portuarias europeas: Barcelona, Nicosia, Brindisi, Atenas, Venecia, Melilla, Msida y Génova.

El estudio, que publica la revista ‘Environment International’, afirma que la nueva normativa más restrictiva para los combustibles náuticos que ha entrado en vigor este año podría reducir un 15 % esta mortalidad prematura, que el trabajo cifra en 430 muertes prematuras cada año en los ocho puertos estudiados.

La nueva normativa sobre combustibles de la convención internacional para prevenir la contaminación por barcos (MARPOL, en sus siglas en inglés) limita la concentración de azufre en los combustibles náuticos, que no debe ser superior al 0,5 % (frente al 3,5 % permitido hasta ahora).

Resultados

El estudio, liderado por Mar Viana, científica del CSIC en el Instituto e Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) de Barcelona, y en el que han participado investigadores de otras seis instituciones de Italia, Finlandia, EE. UU. y Australia, concluye que, a largo plazo, la exposición a contaminación por partículas PM2,5 procedentes de barcos supone un balance global de 430 muertes prematuras cada año en el conjunto de las ocho ciudades estudiadas.

Estas muertes equivalen a 5,5 muertes prematuras al año por cada 100.000 habitantes, aunque el impacto es mayor en las ciudades más grandes, Barcelona y Atenas, en las que se contabilizan más de 100 muertes prematuras al año por esta contaminación, mientras que la cifra desciende a varias decenas en el caso de Nicosia, Brindisi, Venecia, Melilla, Msida y Génova.

Frente a las 5,5 muertes prematuras/año por cada 100.000 habitantes estimadas en este estudio, otros estudios han estimado que el tráfico rodado es responsable de 28,5 muertes prematuras por cada 100.000 habitantes en la ciudad sueca de Malmö, y de 26 en la ciudad suiza de Lausana-Morges.
Para llegar a estos resultados, los científicos han recopilado estadísticas oficiales sobre ingresos hospitalarios y fallecimientos totales en cada ciudad entre 2003 y 2015 debidos específicamente a causas respiratorias y cardiovasculares, problemas de salud atribuibles a la contaminación por partículas PM2,5.

Esa información la contrastaron con datos de polución por partículas PM10 y PM2,5 atribuibles a emisiones de los barcos en cada ciudad.

Según Viana, “es un hecho que el tráfico marítimo contribuye a degradar la calidad del aire de las ciudades costeras, como también lo es el aumento exponencial de esta contaminación en los últimos años”.
“De todas formas -puntualiza- no hay que perder de vista que el tráfico rodado sigue siendo, con mucha diferencia, la mayor fuente de contaminación en las grandes ciudades”.

Otros datos

El estudio muestra que el mayor impacto de la contaminación de los barcos en términos relativos se da en Brindisi (Italia) y Melilla, donde hay una concentración de 2,3 microgramos por metro cúbico de PM2,5 atribuibles al tráfico marítimo, que suponen respectivamente un 15% y un 14% del total de partículas PM2,5.

También en Génova, donde un 15 % de contaminación de PM2,5 es debida al tráfico marítimo, aunque la concentración por metro cúbico es menor.

En cambio, en Barcelona, la concentración atmosférica de PM2,5 atribuible a los barcos supone “solo” un 6 % del total de contaminación por PM2,5 porque el tráfico rodado en la capital catalana es mucho mayor que en otras ciudades más pequeñas. EFEverde





Imagen de archivo de un crucero. EFE/Cati Cladera/Archivo