CORONAVIRUS EDUCACIÓN - EFE
Directores de los centros educativos afirman que preparar este curso marcado por el coronavirus está provocando "un sobresfuerzo enorme" para unos equipos directivos que ya de por sí en septiembre suelen duplicar su trabajo y, además, no esconden su temor a que haya pronto algún contagio.
A pocos días del arranque del curso escolar, Efe ha entrevistado al presidente la Federación de Asociaciones de Directivos de Centros Educativos Públicos (Fedadi), Raimundo de los Reyes, y al director de un centro de educación de personas adultas, el del CEPA madrileño Sierra Norte de Torrelaguna, Diego Redondo.
"Ofrecer garantías, si lo interpretamos en términos absolutos, es algo realmente difícil, por no decir imposible", comenta De los Reyes, que insta a promover planes que ofrezcan "la mayor protección posible".
No obstante, recalca que, si en algo son especialistas los directivos escolares, es "en hacer posible lo que no lo parece".
Las últimas noticias sobre bajadas de la ratio de alumnos por aula en algunas enseñanzas y la promesa de más profesores "tranquiliza un poco, aunque está el temor de que haya pronto casos de covid en los centros", enfatiza por su lado Redondo.
CONFIANZA EN LOS DIRECTORES
"Podemos confiar en los directivos y en su profesionalidad, también en la del conjunto de los docentes, que han de reformular sus planes de trabajo en función del plan de contingencia que finalmente sea de aplicación en cada centro", subraya el presidente de Fedadi.
Uno de los principales problemas que detecta es "la reducción de la presencia simultánea de personas en un espacio reducido, como es el aula".
Si se promulga la prohibición de celebrar reuniones de más de diez personas, "ese debería ser el número de referencia para un alumnado que debe permanecer seis horas cada día en su aula, pero a nadie escapa que esta sería una reducción de ratio insoportable para nuestro sistema", dice.
Propone determinar la capacidad del sistema para reducir la ratio en los distintos niveles y, una vez agotada esta posibilidad, por la imposibilidad de contratar más profesionales o habilitar más espacios, implantar sistemas que actúen sobre la ratio, como la semipresencialidad, que ya se está anunciando en algunas comunidades.
A final de curso las comunidades dictaron instrucciones y los equipos directivos "dedicaron esfuerzos añadidos en julio para la adecuación de los centros", pero estas semanas "se ha modificado en negativo la situación epidemiológica y ello se está traduciendo en nuevos planteamientos", señala.
INVERSIONES NECESARIAS
El presidente de Fedadi asegura que la inversión de los centros en adquirir materiales de protección o de higiene, aunque es importante, no es "nada significativa en comparación con las inversiones necesarias", y que corresponden a las administraciones.
Por ejemplo, dotar de recursos tecnológicos suficientes a los centros y prever la provisión de estos mismos recursos mínimos necesarios para las familias en situación de desventaja social.
"Incluso en circunstancias de absoluta normalidad, la desigualdad derivada de la falta de acceso a las tecnologías del conocimiento y el aprendizaje ya supone una clara desventaja para un sector significativo del alumnado, que debería contar con estos recursos del mismo modo que se hace con los programas de gratuidad de los libros de texto", argumenta.
Redondo, que es vocal de la Asociación de directores de centros de educación de personas adultas de la Comunidad de Madrid (Adeacam), coincide con Fedadi en cuanto a que "la mayor dificultad" puede estar para el seguimiento del curso por parte de los alumnos con menos recursos, sin dispositivos ni conectividad, que "difícilmente podrán seguir las clases no presenciales por muchas cámaras que se instalen en los centros".
Más profesores y menos ratio de alumnos es imprescindible para Redondo, así como ordenadores y conectividad para alumnos y profesores.
PELIGROS DE CONTAGIO
Opina Redondo que los llamados grupos de convivencia estable o burbuja anunciados para los más pequeños no pueden frenar del todo los contagios si, por ejemplo, un niño de la clase 1º A no puede juntarse con los de 2º A pero sí lo hace antes de entrar en el colegio o después.
"Los grupos burbuja se romperían" con la asistencia de los pequeños a actividades antes de entrar en clase o después, como las extraescolares, avisa.
Y recuerda que en educación para adultos hay alumnos de 18 a 90 años, muchos con enfermedades vulnerables a la covid, por lo que "el miedo y el peligro es mayor".
Además, gran parte trabaja, por lo que "el peligro de contagiar aumenta", como puede pasar en las Escuelas de Idiomas.
Redondo declara que si se contempla la semipresencialidad "hace falta tiempo para concretar en cada centro cómo se va a desarrollar".
En poco tiempo ve difícil, por ejemplo, encontrar nuevos espacios y que los profesores nuevos en el centro, la mayoría interinos, conozcan la realidad del mismo y cómo se va a trabajar en este nuevo escenario.
Otra de las preocupaciones es poder disponer del personal de limpieza necesario para cumplir con las medidas higiénicas. La promesa está de que esos refuerzos llegarán.
"Confiemos en que lo hagan el próximo día 1 de septiembre", subraya.
"Cada centro y cada municipio es un mundo, por lo que sería ideal que, dentro de la autonomía de centro, se tuviera mayor libertad para adaptar las medidas de cada escenario a la realidad ", añade Redondo.
Por Pilar Rodríguez Veiga
A pocos días del arranque del curso escolar, Efe ha entrevistado al presidente la Federación de Asociaciones de Directivos de Centros Educativos Públicos (Fedadi), Raimundo de los Reyes, y al director de un centro de educación de personas adultas, el del CEPA madrileño Sierra Norte de Torrelaguna, Diego Redondo.
"Ofrecer garantías, si lo interpretamos en términos absolutos, es algo realmente difícil, por no decir imposible", comenta De los Reyes, que insta a promover planes que ofrezcan "la mayor protección posible".
No obstante, recalca que, si en algo son especialistas los directivos escolares, es "en hacer posible lo que no lo parece".
Las últimas noticias sobre bajadas de la ratio de alumnos por aula en algunas enseñanzas y la promesa de más profesores "tranquiliza un poco, aunque está el temor de que haya pronto casos de covid en los centros", enfatiza por su lado Redondo.
CONFIANZA EN LOS DIRECTORES
"Podemos confiar en los directivos y en su profesionalidad, también en la del conjunto de los docentes, que han de reformular sus planes de trabajo en función del plan de contingencia que finalmente sea de aplicación en cada centro", subraya el presidente de Fedadi.
Uno de los principales problemas que detecta es "la reducción de la presencia simultánea de personas en un espacio reducido, como es el aula".
Si se promulga la prohibición de celebrar reuniones de más de diez personas, "ese debería ser el número de referencia para un alumnado que debe permanecer seis horas cada día en su aula, pero a nadie escapa que esta sería una reducción de ratio insoportable para nuestro sistema", dice.
Propone determinar la capacidad del sistema para reducir la ratio en los distintos niveles y, una vez agotada esta posibilidad, por la imposibilidad de contratar más profesionales o habilitar más espacios, implantar sistemas que actúen sobre la ratio, como la semipresencialidad, que ya se está anunciando en algunas comunidades.
A final de curso las comunidades dictaron instrucciones y los equipos directivos "dedicaron esfuerzos añadidos en julio para la adecuación de los centros", pero estas semanas "se ha modificado en negativo la situación epidemiológica y ello se está traduciendo en nuevos planteamientos", señala.
INVERSIONES NECESARIAS
El presidente de Fedadi asegura que la inversión de los centros en adquirir materiales de protección o de higiene, aunque es importante, no es "nada significativa en comparación con las inversiones necesarias", y que corresponden a las administraciones.
Por ejemplo, dotar de recursos tecnológicos suficientes a los centros y prever la provisión de estos mismos recursos mínimos necesarios para las familias en situación de desventaja social.
"Incluso en circunstancias de absoluta normalidad, la desigualdad derivada de la falta de acceso a las tecnologías del conocimiento y el aprendizaje ya supone una clara desventaja para un sector significativo del alumnado, que debería contar con estos recursos del mismo modo que se hace con los programas de gratuidad de los libros de texto", argumenta.
Redondo, que es vocal de la Asociación de directores de centros de educación de personas adultas de la Comunidad de Madrid (Adeacam), coincide con Fedadi en cuanto a que "la mayor dificultad" puede estar para el seguimiento del curso por parte de los alumnos con menos recursos, sin dispositivos ni conectividad, que "difícilmente podrán seguir las clases no presenciales por muchas cámaras que se instalen en los centros".
Más profesores y menos ratio de alumnos es imprescindible para Redondo, así como ordenadores y conectividad para alumnos y profesores.
PELIGROS DE CONTAGIO
Opina Redondo que los llamados grupos de convivencia estable o burbuja anunciados para los más pequeños no pueden frenar del todo los contagios si, por ejemplo, un niño de la clase 1º A no puede juntarse con los de 2º A pero sí lo hace antes de entrar en el colegio o después.
"Los grupos burbuja se romperían" con la asistencia de los pequeños a actividades antes de entrar en clase o después, como las extraescolares, avisa.
Y recuerda que en educación para adultos hay alumnos de 18 a 90 años, muchos con enfermedades vulnerables a la covid, por lo que "el miedo y el peligro es mayor".
Además, gran parte trabaja, por lo que "el peligro de contagiar aumenta", como puede pasar en las Escuelas de Idiomas.
Redondo declara que si se contempla la semipresencialidad "hace falta tiempo para concretar en cada centro cómo se va a desarrollar".
En poco tiempo ve difícil, por ejemplo, encontrar nuevos espacios y que los profesores nuevos en el centro, la mayoría interinos, conozcan la realidad del mismo y cómo se va a trabajar en este nuevo escenario.
Otra de las preocupaciones es poder disponer del personal de limpieza necesario para cumplir con las medidas higiénicas. La promesa está de que esos refuerzos llegarán.
"Confiemos en que lo hagan el próximo día 1 de septiembre", subraya.
"Cada centro y cada municipio es un mundo, por lo que sería ideal que, dentro de la autonomía de centro, se tuviera mayor libertad para adaptar las medidas de cada escenario a la realidad ", añade Redondo.
Por Pilar Rodríguez Veiga